Acompáñese con vino.

Acompáñese con vino.
by Jonathan Wolstenholme

sábado, 11 de abril de 2015

A MÍA NO LE GUSTAN LOS TÍTULOS. Willni Dávalos


A Mía le da asco su cuerpo.
A Mía le interesan los árboles.
Sus escuetos y largos troncos
delgados,        delgados
como la muerte encapuchada 
de los dibujos animados.
Amiga televisión, tardes secas en el armario.

A Mía le han dicho: “todo lo que tocas se pudre”
y “por más que te masturbes
no te enamorarás del espejo”;
Y es tan triste verla morder la almohada
deseando despertar detrás de la cortina
en el mundo libre
en el mundo sarpullido de bosques,
de erotómanos y erotómanas.
Sin embargo, el viento flamea fuerte la cortina,
tan fuerte. Se la lleva lejos.
¿Cómo llegar ahí si ya no hay cortina?

Mía entiende, pero le importa un bledo.
Mía sabe que todo lo que toca se hace oro
o se pudre
pero nada queda igual.
                                                        (ella dice)

“Bulliciosas locuras siembran esas raras pastillas 
que el doctor recetó a Mamá;
De esos doctores que se ganan algún sencillo vendiendo recetas a los drogos
¡y que quede claro que mamá no es ninguna droga! 
Y que quede claro que yo pertenezco a otro cielo;
a otra física y a otra química.
Nunca es tarde para emigrar al rincón más oscuro del Multiverso”.

— Willni Dávalos, Ceros y cruces (Perú: Pardiez Editores, 2008), 37-38 pp.

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